
Alfa Stelvio. Un SUV de carreras.
Alfa Romeo se suma a la moda de los SUV introduciendo en el mercado el Stelvio. Un vehículo, como todos los Alfa, que enamora a primera vista. Proporcionado, elegante y deportivo.
Es un coche precioso. Teníamos en la prueba varios modelos con llantas distintas y todas ellas le quedaban como un guante a los Stelvio. Creo que Alfa no monta llantas feas en ninguno de sus coches. Algo similar ocurre con los colores. El rojo es espectacular y el azul oscuro muy elegante. Quizás el que me tocó, una mezcla de gris y marrón, era el mas soso pero aún así, muy bonito también.
Por dentro.
No le falta detalle. Tiene de todo. Una buena pantalla central de información con acceso a mil cosas. Asientos semi-deportivos de cuero. Volante multifunción achatado en su parte inferior. En la parte trasera, como todos los coches de este tipo, van mejor dos que tres. El espacio para las piernas es suficiente pero el de la cabeza un poco justo para los más altos sin llegar a ser un inconveniente. Es el precio que hay que paga por un diseño exterior un poco coupé. El maletero es grande y con formas regulares. Muy práctico. Por supuesto es de accionamiento eléctrico.
La postura al volante es perfecta. Los asientos se regulan en un sin fin de posiciones hasta encontrar la correcta. Los pedales quedan un poquito lejos forzando una postura deportiva. A mí me gusta pero habrá gente que tarde en adaptarse.
Le he encontrado dos peros, uno funcional y otro estético. Tras el volante, encontramos dos enormes levas para cambiar de marcha. La longitud de la leva izquierda coincide con la de la palanca de los intermitentes. Esto provoca que al querer accionarlos, nuestros dedos se encuentren con la leva que está justo delante y tengamos que arquear la mano para encontrar la palanquita. Algo solucionable haciendo un selector de cambio de giro un pelín más largo. El pero estético se lo pongo a la palanca de cambios de la caja automática. Es útil, está en el sitio correcto y funciona perfectamente pero es igual que la de BMW. Idéntica. En un interior detallista y de diseño italiano no es de recibo encontramos es pegote germánico.
Piso el freno y aprieto el botón de arranque.
En marcha.
En velocidades cortas es dócil lo que se agradece en conducción urbana. La potencia a bajas vueltas es muy lineal. El coche no da tirones y es muy fácil de conducir.
La dirección es una maravilla. No cuesta lo más mínimo mover el volante y eso que las ruedas son de un diámetro considerable. Además, dicho volante es perfecto en dimensiones.
Intento valorar el balanceo de la carrocería al pasar por varias rotondas. No lo percibo. Voy conduciendo un SUV y parece que vaya en un deportivo. Las suspensiones no son nada incómodas. La ausencia de movimientos junto con la gran suspensión me parecen sensacional. Alfa Romeo ha logrado una mezcla excelente. De hecho, es de los coches con mejor compromiso entre estabilidad y comodidad que he conducido. De la categoría SUV el mejor, sin duda.
Voy dejando atrás el tráfico urbano para adentrarme en autovía. El sonido ronco que emana el motor y los escapes me encanta. Lo recordaba del Giulia. Gran detalle. Y no es nada molesto en el interior del coche. A velocidades legales solo se percibe un poco el ruido de rodadura.
La estabilidad lineal del Stelvio es de sobresaliente. Este es un dato al que le presto mucha atención porque hoy día viajamos mucho por autovías y autopistas. El Alfa va por railes. La dirección se ha endurecido imperceptiblemente y continúa siendo fantástica. Un gran coche para viajes largos.
Me dirijo a una carretera de doble sentido y aquí el Stelvio me engancha por completo. Giro la rueda dna a la posición deportiva y aparece la magia. Al mínimo toque de acelerador, el coche reduce varias marchas y empuja muchísimo. Y eso que era nuevo y es tracción a las cuatro ruedas. Las curvas no son un problema si no una diversión. Adelantar es un juego de niños. Empiezo a jugar con las enormes levas. Las marchas entran muy rápido pero me temo que los futuros conductores de este coche no las usarán mucho. Acertar cuál es la correcta de las ocho que trae es un poco paranoico. Pero bueno, ahí están para el que quiera entretenerse en un puerto de montaña. Con tantas velocidades como llevan hoy en día las cajas de cambios automáticas, el tema de las levas no tiene mucho sentido.
Frena de maravilla, como buen Alfa que es.
Salgo de la carretera a probar el Stelvio por una pista normalita. Estaba muy árida y no era difícil. La mayoría de los coches la hubieran transitado sin problema. No noto mucha sequedad en la amortiguación. Pero nada más. No tengo muchas variables que explicaros sobre la capacidad TT de este coche. Intuyo que está destinado a pistas fáciles y carreteras nevadas, más que a campo puro.
Vuelvo al tráfico urbano. En este Alfa se disfrutan hasta los atascos. Qué cómodo es. Y gira bastante para ser un 4×4.
Llego a destino y apago el coche que tiene el detalle de retrasar el asiento de manera automática para facilitarme la salida. Un detalle más.
¿Y el precio? Pues desde que Alfa Romeo ha dado este gran salto en calidad sus modelos no son baratos. EL Stelvio que he probado tenía de todo tanto en seguridad activa y pasiva como en tecnología y electrónica. Pasa holgadamente los 50.000 euros, entrando a competir con el BMW X3 o el Audi Q5. Muchos en España seguirán prefiriendo los afamados alemanes. Yo no. El Stelvio es más bonito y produce muchas sensaciones. Pero para gustos los colores. Un servidor solo se dedica a contaros lo que le transmiten los coches cuando los conduce y este Alfa Romeo Stelvio me ha proporcionado un rato muy feliz.