
Súper Max gana el Gran Premio de Austria en una épica batalla con Leclerc. Sensacional Carlos Sainz que terminó octavo desde la penúltima plaza.
Gran Premio de Austria de Fórmula 1, 2.019. Circuito Red Bull Ring, Spielberg.
Muchos factores aparecieron para que esta carrera haya sido gloriosa. El primero la altitud. La elevación de Austria sobre el nivel del mar conlleva a que los motores Mercedes no rindan al cien por cien. Si le unimos el calor, la marca de la estrella se relaja en sus prestaciones y Ferrari y Red Bull, que corría en casa, preparan sus cañas a ver si pescan un buen trofeo.
De la clasificación del sábado, además, se cayó Vettel por avería. Charles Leclerc consiguió la pole con mucha diferencia. Verstappen se coló segundo y Bottas y Hamilton coparon la segunda línea. Vettel estaba noveno y Sainz el penúltimo por sanción al cambiar motor. Es decir, la primera línea la copaban dos genios imberbes con ganas de todo.
Calor en un circuito inundado de camisetas naranjas en apoyo a Max y gorras rojas en recuerdo de Lauda. Se apaga el semáforo y Verstappen se queda clavado al asfalto durante un instante y, un instante en Fórmula 1, es un siglo. Hamilton esquiva magistralmente a Max. Norris cuela su McLaren por sitios imposibles y llega a estar tercero emparejado con Kimi Raikkonen. Hamilton quinto. Verstappen pasa la segunda curva séptimo. Los Alfa Romeo en posiciones de puntos. Carlos Sainz había adelantado cuatro posiciones.

Primeras vueltas. Leclerc lidera con autoridad. Las flechas de plata persiguen al bólido italiano, pero sin dar la sensación de poder alcanzarle. Mad Max adelanta a los Alfa y a Lando Norris. Hamilton ya iba tercero. Norris pasa a Kimi. Vettel también adelanta, pero Gasly, el compañero de Verstappen en Red Bull, no. Hay muchísima diferencia entre Verstappen y Gasly. Demasiada. Max es mucho mejor que su coche y Gasly es peor. Ricciardo, uno de los mejores de la parrilla, le discutía al genio holandés las clasificaciones y las carreras. Gasly no da el nivel. Carlos Sainz había ganado otros dos puestos.
Más calor. El rendimiento de los neumáticos iba a ser crucial. Mercedes no podía con Leclerc. Hamilton iba recortando todos los centímetros posibles. Más de una vez se comía las bananas, salientes de generosa altura situados por fuera de las curvas y de color amarillo, poniendo en peligro alguna pieza de su coche. Leclerc y Max iban con blandos. Mercedes y McLaren con medios. Max iba cuarto. Vettel quinto. Carlos decimosegundo. Comienza el baile de cambio de zapatos en los garajes.
A Vettel le hacen un pit stop espantoso. El circuito es corto y rápido y Ferrari quiso esconder tanto la entrada de Seb que, cuando el alemán paró su coche, los mecánicos no tenían las ruedas en posición. Mala suerte para Vettel. Me hubiera gustado verle luchar por la victoria. Hamilton tuvo que cambiar de estrategia a fuerza de darse “bananazos”. Tanto golpe acabó dañando su alerón delantero y tuvo que entrar a su garaje a cambiar el morro de su Mercedes. Ruedas duras hasta el final. Leclerc y Verstappen aguantaban en pista con sus gomas blandas.
A mitad de carrera todo el mundo iba con neumáticos duros. Leclerc aguantaba bien. Max se acercaba a Bottas. Hamilton y Vettel circulaban retrasados. Norris, excelente, aguantaba el sexto. Kimi y Giovinazzi tenían a sus Alfas en los puntos y Carlos seguía remontando.
Empieza lo bueno. Lo mejor de los últimos tiempos. Tres batallas a la vez. Vamos de una en una.
En la zona baja de puntos, Carlos Sainz venía como un tiro. Pasa a Ricciardo y a los dos Alfa Romeo. Termina octavo realizando nueve adelantamientos en pista. Tremendo. McLaren se sitúa como cuarto equipo de la parrilla. Carlos Sainz y Lando Norris están haciendo un trabajo fantástico al igual que el resto del equipo. Su resurgir es una gran noticia para la Formula 1.
Por el cuarto puesto luchaban Hamilton y Vettel. Ferrari acierta metiendo a Seb para un segundo cambio de neumáticos. Le ponen blandos. Sebastian caza a Lewis y le pasa como un avión. Fue emocionante ver como recortaba Vettel la distancia a Hamilton. Esta vez sí que lo hicieron bien desde el muro italiano.

Lo mejor estaba delante. Verstappen atrapa a Bottas. Se pone a tiro de DRS. Abre alerón y Max adelanta al finlandés. Bottas no opone resistencia. En Mercedes saben que ésta no es su carrera. Hoy tocaba minimizar daños. Esto no significa que Red Bull Honda y Ferrari hayan alcanzado a Mercedes en prestaciones. Los alemanes fabrican su bólido sabiendo que en altitud y calor bajan su rendimiento. Son plenamente conscientes que en dos o tres carreras a lo sumo no serán el equipo dominante.
Verstappen va como un misil. Ha tratado mejor sus neumáticos duros. El motor Honda corre por fin. Bueno, el de Max, el de Gasly no. Hay que reflejar que el fallo en la salida de Verstappen situó a los dos Red Bull séptimo y octavo en la primera vuelta. Max acabó doblando a su compañero. Esto en Fórmula 1 es una paliza sideral. La tremenda diferencia entre ambos pilotos me hace dudar del rendimiento real del motor nipón. No se cuánto corre Honda y cuánto lo hace Max. Pero sería maravilloso ver al genio holandés vestido de rojo apretando a Mercedes o viceversa. Me temo que quedan años para eso.
Y Max alcanza a Leclerc. Quedan menos de 10 vueltas para el final. Sigo impresionado por las prestaciones del motor japonés. Ambos pilotos enfilan la corta recta de meta. Max abre DRS. Termina la recta pegadísimo a Leclerc. Comienzan la fuerte subida. Zona 2 de DRS. Llegan en paralelo a la frenada. Max por dentro. Leclerc por fuera. Verstappen se tira al interior y pasa primero, pero Leclerc sale de la curva con más tracción y en la siguiente recta recupera el liderato. Me tiro del pelo. Me muerdo las uñas. ¡Qué batalla! Dos jóvenes genios luchando a varios centímetros de distancia a 300km/h por los montes austríacos. Nueva recta de meta. El Red Bull abre DRS y el Ferrari se defiende. Esta vez Max está más lejos y no llega con la distancia suficiente. Tercer intento, se acaban las vueltas y Verstappen llega a la zona 2 de DRS muy pegado. Se tira al interior y va un poco largo. Leclerc no cede nada para no perder tracción a la salida de la curva y se tocan. Rueda delantera con rueda delantera y rueda trasera con rueda trasera. Leclerc tiene que trazar por fuera. Max se pone primero y cruza en esa posición la línea de meta. Los comisarios anuncian investigación del incidente. Esta fue la secuencia:
Verstappen sube al pódium en el primer lugar. Leclerc tiene una cara de cabreo tremenda. Bottas a lo suyo en el tercero. Suenan los himnos y corre el champán, pero todo está pendiente de los comisarios. Ambos pilotos están llamados a declarar al finalizar la tarde. Finalmente, los jueces mantienen el resultado. En la rueda de prensa Leclerc declara que el adelantamiento estuvo fuera de límites pero que igualmente Max hubiera ganado la carrera ya que llevaba más ritmo. Elegante el piloto de Ferrari.

En mi opinión es un lance de carrera. Verstappen se tira a la curva muy justo de distancia, pero el contacto de ruedas delanteras con traseras confirma que estaban en paralelo.
Niki Lauda nos dejó hace poco. Me imagino al piloto austríaco recién llegado al cielo de los pilotos. En el bar le espera James Hunt con su amplia sonrisa. Ambos se abrazan y el inglés le comenta a Niki lo bueno que es Verstappen. Lauda le dice que no. Que el grande va a ser Leclerc. Ambos se ríen y acuden al Altísimo para que mande calor al Gran Premio de Austria, disminuir caballos al motor Mercedes y ver cuál de estos jóvenes es el mejor. La elegancia y finura de pilotaje de Lauda reflejadas en Leclerc contra el salvajismo y las vísceras de Hunt implantadas en Verstappen. Ha nacido un duelo. ¡Danke Niki!
La próxima carrera es en dos semanas en Silverstone, Gran Bretaña. Allí hará más fresquito y Mercedes y Hamilton, que corre en casa, volverán a imponer su ley. O puede que desde las alturas Niki y James nos regalen lluvia y nos volvamos a divertir. ¿Con quién irá Senna?
Así quedó la carrera:

Así va el mundial de pilotos:
